Los metales pesados en el cerebro pueden generar una verdadera intoxicación. La composición neuronal del tejido cerebral es susceptible a la acumulación de sustancias como el mercurio y el plomo, por ejemplo.
Al tratarse de un órgano formado por células que no pueden repararse ni multiplicarse una vez alcanzada la madurez total, las neuronas son particularmente susceptibles. Si no se detiene la intoxicación a tiempo, el tejido corre el riesgo de morir, con la pérdida de funciones que eso acarrea.
La llegada de los metales pesados al cerebro sucede por diversas vías. El ser humano es capaz de absorber a través de la piel los tóxicos, o de ingerirlos. También la respiración es un canal por el cual ingresa la toxicidad.
Ya dentro del organismo, el metal pesado es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, como bien lo detalla un artículo de la revista Toxicological research, en el cual los autores recalcan la importancia de la misma para la protección cerebral.
La barrera hematoencefálica funciona como un filtro de partículas que determina el ingreso o egreso de sustancias al encéfalo. Si por alguna razón este tejido se daña o se hace más permeable, el cerebro aumenta el riesgo de padecer infartos y accidentes cerebrovasculares. El estudio citado menciona hasta algunas epilepsias como posibles enfermedades derivadas de la intoxicación por metales pesados.
Son varios los órganos que están en riesgo de una intoxicación por metales pesados, entre ellos el pulmón y los riñones. Hoy hablaremos y nos interesaremos por los efectos en el cerebro.
Los metales pesados más peligrosos para el cerebro
Los metales pesados que más afectan el cerebro son el mercurio, el plomo, el cadmio y el aluminio. No solo se concentran en las neuronas, pero cuando lo hacen allí alteran el comportamiento y la cognición de los pacientes, según corroboran varias investigaciones. A veces lo hacen de forma brusca, pero en general solapan sus síntomas progresivamente.
La intoxicación por mercurio altera la memoria de quien la padece. También cambia percepciones asociadas a las neuronas del sistema olfativo y gustativo, por lo que resulta característico que el paciente posea alteradas las sensaciones de lo que huele y come.
Con el plomo, los cambios de humor y el insomnio son los síntomas indicativos de intoxicación cerebral. La irritabilidad, sobre todo, es frecuente en estas personas.
El cadmio, por su parte, es un gran generador de radicales libres en el cerebro, acelerando los procesos de oxidación. En una intoxicación crónica, esto se traduce como envejecimiento neuronal, lo que se acompaña de apoptosis, que es la muerte celular programada. Significa que el cadmio impulsa al cerebro a envejecer antes de tiempo.
En cuanto al aluminio, su daño sobre el cerebro es una modificación del comportamiento. El paciente presenta conductas inadecuadas o extrañas a su personalidad. En algún momento se relacionó a este metal con la enfermedad de Alzheimer, pero estudios al respecto aseguran que no es concluyente este vínculo.
¿Se pueden medir los metales pesados que están en el cerebro?
Existen pruebas para medir la cantidad de metales pesados que están concentrados en el cuerpo, pero no se puede hacer la medición solo para el cerebro. Lo que se determina es en la sangre circulante o en algunas células accesibles, como las del cabello y la piel.
A través de los resultados, de forma indirecta se puede inferir que las neuronas están intoxicadas. Si los metales pesados son positivos y elevados en la sangre, entonces es lógico pensar que se están acumulando en el cerebro.
Tampoco todos los metales son medibles con las técnicas bioquímicas disponibles. Se suelen establecer las concentraciones de plomo, cadmio y mercurio.
Métodos para eliminar los metales pesados del cerebro
Más allá de las sustancias medicamentosas que se pueden emplear, y que se administran bajo supervisión médica para eliminar los metales pesados del cuerpo, hay alternativas naturales. El EDTA, por ejemplo, se coloca intravenoso y está indicado en intoxicaciones agudas. Sin embargo, el cilantro, el alga Chlorella y la vitamina C son opciones accesibles para uso más frecuente.
El cilantro es un quelante natural, que además posee propiedades antioxidantes. En este sentido, no solo elimina aluminio y plomo de las neuronas, sino que también enlentece la generación de radicales libres, por lo que es un adyuvante anti-envejecimiento celular.
El alga Chlorella es un vegetal unicelular de agua dulce que, en ingeniería, se emplea para quitar la contaminación del agua, gracias a su capacidad frente a los metales pesados. Por la misma razón, se propone su uso en humanos como quelante. Sería eficiente, en particular, removiendo plomo y cadmio.
Por último, podemos mencionar a la vitamina C. Si bien la dosis quelante para metales pesados en el cerebro es muy grande y difícil de alcanzar en una dieta normal, sí se puede decir que su incorporación constante en las comidas reduce la absorción de tóxicos y enlentece la generación de radicales libres.
La intoxicación silenciosa y su prevención
Los metales pesados intoxican el cerebro lentamente. Es muy raro que suceda un cuadro agudo neurológico por estas sustancias, en cambio, no resulta infrecuente que el efecto deletéreo se haga crónico y se manifieste poco a poco.
Si se toman las medidas preventivas, elaborando una dieta que incluya elementos quelantes, es posible contrarrestar el efecto de envejecimiento celular de los metales pesados sobre las neuronas. La vitamina C, las algas específicas y el cilantro son adyuvantes interesantes para incorporar.
