Ácido alfa lipoico, radicales libres y cáncer: ¿qué sabemos de esta relación?

La relación entre el ácido alfa lipoico (ALA), los radicales libres y el cáncer se explica, en principio, desde las modificaciones celulares que tienen lugar para que ciertas células se desarrollen de forma descontrolada. En esencia, los tumores malignos responden a este patrón de reproducción ilimitada y de diseminación a otros órganos.

El cáncer no tiene una sola causa, pero sí sabemos que cambios en el ácido desoxirribonucleico (ADN) de células normales acarrean expresiones genéticas anómalas. Las órdenes que reciben los sistemas metabólicos contradicen la homeostasis y se inicia esta replicación que excede los límites. Entonces, un tumor crece, invade órganos y migra en parte a otras estructuras distantes.

La reproducción celular oncológica es tan rápida, que las nuevas estirpes que nacen con malignidad no son elementos maduros. Por eso no pueden cumplir las funciones adecuadas. En definitiva, forman una masa de tejido que no tiene la capacidad de incorporarse al órgano que les dio origen.

¿Qué desata esta cadena de eventos tan grave? Como bien dijimos, las causas son múltiples. Pero hemos llegado a evidencia, gracias a la investigación, de que la dieta juega un papel clave en la salud del metabolismo y en la afectación del ADN o de la expresión genética.

¿Cómo es esto? ¿De allí deriva la relación entre el ácido alfa lipoico, los radicales libres y el cáncer? Lo vemos a continuación.

La dieta antioxidante

Si al cáncer se puede llegar por la acumulación de toxinas y sustancias de desecho en el cuerpo, entonces es probable que la dieta sea un punto clave del proceso. Pues con la alimentación estimulamos o enlentecemos procesos de oxidación, aquellos que dan origen a mayor o menor cantidad de radicales libres.

Los radicales libres son inevitables, pero sí podemos accionar sobre la cantidad de ellos que se formen. Estas especies reactivas del oxígeno surgen del metabolismo, como derivados de los procesos químicos. A su vez, al accionar sobre los tejidos, provocan daños.

Una de las cuestiones que más se estudia al respecto es la peroxidación lipídica. Se trata de una reacción en cadena por la que los radicales libres ya presentes oxidan el tejido adiposo del organismo y producen más especies reactivas, multiplicando el daño.

La peroxidación lipídica estaría detrás de patologías inflamatorias como la fibromialgia, el aumento del riesgo cardiovascular y el propio cáncer. Simplificando, entonces, hablar de una dieta antioxidante es hablar de una dieta antiinflamatoria.

Los antioxidantes son sustancias que bloquean a los radicales libres. Muchos de ellos son naturales y se adquieren a través de la dieta. Es el caso de la vitamina C o la E, así como las antocianinas, por nombrar a las más conocidas.

Por fortuna, podemos incluir al ácido alfa lipoico aquí, como bloqueante de los radicales libres y herramienta de prevención del cáncer. Lo analizamos con más detenimiento ahora.

Mujer con cáncer
El cáncer es multifactorial, pero la vía final siempre es la multiplicación celular descontrolada.

El ALA: ¿qué es y para qué sirve en relación a los radicales libres y el cáncer?

El ácido alfa lipoico se conoce también como ácido tióctico. Es posible obtenerlo de las carnes rojas, el trigo, el brócoli y la espinaca. El cuerpo es capaz de generarlo también, pero en cantidades muy ínfimas.

Su característica química le permite ser disuelto en el agua y en la grasa. Cuando ingresa al organismo, actúa afuera y dentro de la célula, justamente por esa capacidad de disolverse y atravesar la membrana.

Ahora bien, si queremos relacionar el ácido alfa lipoico, los radicales libres y el cáncer, tenemos que basarnos en su función antioxidante y en su capacidad para enlentecer el efecto dañino de las especies reactivas de oxígeno. Diferentes investigaciones lo han evaluado.

En ratones con cáncer de vejiga y pulmón se notó mejoría de la supervivencia con su administración junto a calcio. Respecto a la patología oncológica hepática, se logró enlentecer la progresión en algunos experimentos y se estimuló la apoptosis, es decir, la muerte celular programada. Traducido, diríamos que el ALA promueve la desaparición de las células que no están cumpliendo su función, como sucede con las estirpes cancerosas.

En el cáncer de mama de animales de laboratorio se determinó que se reducían las señales entre las células malignas. Al cortar la comunicación con el ácido alfa lipoico, decrece la reproducción descontrolada.

Respecto a los seres humanos, la evidencia es limitada. Sobre todo, se ha investigado la posibilidad de que los suplementos de ALA sean coadyuvantes de quimioterapias que fracasan o que generan muchos efectos adversos.

Quimioterapia que se ayuda con ácido alfa lipoico.
Se investiga el uso de ALA para ayudar en las quimioterapias que fracasan.

Los antioxidantes como clave para los tratamientos futuros

En los antioxidantes tenemos una vía de investigación abierta que ofrece muchas posibilidades. Más allá de la influencia de los mismos a través de la dieta, cada vez se estudia más la inclusión mediante suplementos que sean capaces de ajustar las dosis adecuadas.

El ácido alfa lipoico, los radicales libres y el cáncer son una tríada que merece especial atención. Aportar en los tratamientos oncológicos en curso y, mucho más aún, prevenir el desarrollo de mutaciones o alteraciones celulares malignas, es un camino que se pretende con ahínco.

Por lo pronto, hasta tanto se incrementen las evidencias, será bueno elaborar planes nutricionales que contemplen vitaminas, ácidos grasos esenciales y vegetales ricos en antocianinas. De esta manera se contribuirá a reducir la inflamación crónica.

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