La testosterona ha estado siempre asociada a los varones, pero quizás no sabías que la mujer también la necesita. Es más, en el cuerpo femenino hay, de manera natural, presencia de esta sustancia en cantidades adecuadas para el normal desempeño de varias funciones metabólicas.
No solo hay actividad de la testosterona en la mujer en el ámbito del sistema reproductivo, sino que también se la ha vinculado al aparato cardiocirculatorio y hasta el cerebro. Sin embargo, es evidente que uno de sus pilares de acción principales es promover la formación de los estrógenos.
Tal es la importancia, que las mujeres con testosterona alta o baja sufren efectos adversos. Es difícil de diagnosticar porque casi nunca se sospecha, y se atribuyen los síntomas a otras patologías más conocidas, como el síndrome de ovario poliquístico, la menopausia precoz o la dismenorrea.
¿Por qué la mujer necesita testosterona?
Las mujeres necesitan de la testosterona y su metabolismo está preparado, de manera fisiológica, para producirla. Lo hacen a través de dos vías: la formación directa y la conversión a partir de precursores.
Los productores de la hormona son los ovarios. La testosterona se fabrica allí y circula por la sangre en busca de receptores en los tejidos. Ya desde la temprana edad de 6 años hay un aumento en la cantidad circulante de la misma, la cual comienza a descender en la perimenopausia, asociada a la menor actividad ovárica.
Por otro lado, la segunda vía de la testosterona es su aparición tras la conversión de otras sustancias en ella. Así sucede con la androstenediona y el sulfato de dehidroepiandrosterona, que son formados por los ovarios y las glándulas suprarrenales, pero luego se convierten por acción de enzimas.
El resultado final es una cantidad adecuada de la hormona en el cuerpo de la mujer que actúa en los siguientes sitios:
- Aparato reproductor: estimula el deseo sexual y mejora la satisfacción con las relaciones.
- Huesos: provoca una retención de calcio en el tejido óseo para prevenir la osteoporosis.
- Tejido adiposo: parte de la ganancia de peso que se asocia a la menopausia estaría explicada en la caída de los niveles de testosterona de forma natural después de los 40 años. Además, la grasa corporal se incrementa en proporción a la reducción del tejido muscular.
- Vasos sanguíneos: la testosterona es un vasodilatador, y por lo tanto un protector cardíaco, ya que mejora el flujo de sangre a todos los tejidos corporales.
Testosterona alta en la mujer
¿Qué pasa cuando una mujer tiene los niveles de testosterona altos en su cuerpo? Hay funciones que necesitan de la sustancia, pero su presencia en exceso derivará en problemas de salud que deben resolverse, ya que se alteran procesos fisiológicos de varios aparatos y órganos.
Un nivel normal oscila, en las mujeres, entre 15 y 70 nanogramos por decilitro (ng/dL). Por encima de los 100 ng/dL ya estamos ante una testosterona alta femenina que puede ser indicativa de una patología mayor y grave.
El descubrimiento de un valor elevado alerta al equipo médico sobre procesos oncológicos. Es lo primero que se intenta descartar para otorgar seguridad a las pacientes y continuar luego con la investigación de las causas y su tratamiento. Como bien lo reseñan los estudios científicos, el cáncer de endometrio y de ovarios tienen entre sus síntomas la elevación de la hormona.
También el síndrome de ovario poliquístico se presenta parecido y la incidencia acarrea un aumento en el riesgo de padecer trastornos metabólicos. Las mujeres con testosterona elevada son más propensas a la diabetes, como bien sucede en aquellas que presentan grandes cantidades de quistes ováricos. Otro síntoma vinculado es la obesidad y la dificultad para regular el peso.
Testosterona baja en la mujer
Los valores ínfimos de testosterona en la mujer repercuten en ella, porque como bien dijimos, se necesita de la sustancia para el correcto funcionamiento de diversos órganos y sistemas. Huesos, corazón y aparato reproductor sufren la deficiencia.
Cuando la testosterona que necesita una mujer no está en cantidades adecuadas, el tejido interno de la vagina, la mucosa, es mucho más seco y menos húmedo. Esto se asocia a la dispareunia, que es el dolor al practicar relaciones sexuales, con posibilidad de lastimaduras internas por falta de lubricación.
Del mismo modo, en las células del hueso, la testosterona ayuda a conservar la densidad mineral. El gran problema de la osteoporosis es la pérdida de esa densidad, que acarrea mayor riesgo de fracturas espontáneas o ante traumas mínimos. En las mujeres menopáusicas, no solo la caída de los niveles de estrógenos son los culpables, sino también la disminución de la testosterona circulante.
Finalmente, el efecto protector cardiovascular de la hormona en el cuerpo femenino no es nada despreciable. Cuando no se halla en valores adecuados y normales, la capa interna de los vasos sanguíneos es más lábil y más propensa a formar coágulos y trombos. De esto modo, podemos afirmar que la mujer necesita testosterona para la circulación.
A su vez, aumenta la resistencia vascular, es decir que la sangre debe realizar más fuerza para atravesar algunas secciones, con el consiguiente aumento de la presión. Otro añadido es el desbalance de lípidos que ocurre, con aumento del colesterol malo LDL y disminución del bueno HDL.
Opciones de suplementos artificiales
Si bien hay maneras de aplicar e indicar testosterona artificial en forma de medicamentos y suplementos, no siempre la mujer la necesita ni se beneficiaría de ello. Tiene particular efecto el tratamiento en aquellas pacientes con testosterona baja antes de la menopausia, insuficiencia ovárica primaria e hipopituitarismo.
Según los protocolos consensuados a nivel mundial, también puede emplearse en mujeres con una baja notoria del deseo sexual, siempre que el mismo sea diagnosticado como trastorno del deseo sexual hipoactivo. En estos casos se aplica en forma transdérmica.
Aunque aún no es claro su beneficio para prevenir la osteoporosis y disminuir el riesgo cardiovascular, se aboga por aumentar la investigación científica al respecto y determinar la seguridad de uso. Tampoco sería despreciable su capacidad de enlentecer el deterioro cognitivo, si se confirma su acción sobre el cerebro.