Beneficios de la terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno

La terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno se implementa en el mundo desde 1920, cuando el Dr. H. Oliver la comenzó a utilizar y dio a conocer, mediante la revista inglesa Lancet, que era idónea para tratar la influenza y neumonía. Esto representó un cambio de paradigma en la ciencia que, hasta el día de hoy, siembra divisiones en la comunidad científica.

Son muchas las dudas que aún se presentan sobre esta alternativa, porque a pesar de matar organismos mediante un sistema de oxidación natural, gracias a sus propiedades, hay especialistas que consideran que los efectos adversos son mayores que los beneficios. Del mismo modo, hay quienes postulan que no existe ninguna ventaja por sobre los fármacos.

Claro está, más allá de tales consideraciones y contradicciones, se puede decir que la terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno ha evidenciado beneficios para el organismo. Veamos más en detenimiento estas potencialidades de la sustancia.

1. La terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno aumenta la energía

Esta clase de tratamiento intravenoso con peróxido de hidrógeno resulta perfecto para incrementar la energía, pues destruye toxinas y agentes contaminantes mediante la oxidación. De esta forma, impide que se genere una alteración en los sistemas del cuerpo.

Los agentes contaminantes aumentan la concentración de radicales libres en las células y en los fluidos corporales. Estos son los culpables últimos del envejecimiento. Por su acumulación, el metabolismo incrementa los fallos y sustancias como el colágeno pierden elasticidad, volviéndose ineficientes.

A mediano plazo, los radicales libres se involucran en el cansancio extremo, la aparición de dolores musculares e incluso problemas cardiovasculares. El riesgo de padecer patologías graves, como los infartos agudos de miocardio, se eleva.

La terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno mejora la oxigenación y, junto con ello, el grado de vitalidad. Por tanto, los músculos serán tejidos que trabajarán en un ambiente más óptimo.

Peróxido de hidrógeno para la neumonía.
Las infecciones respiratorias fueron las primeras que se estudiaron frente a los beneficios de la sustancia.

2. Se reducen el colesterol y los triglicéridos

Otro de los beneficios de la terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno es que, gracias a que acciona como agente depurativo, promueve la estabilización de los valores de triglicéridos y de colesterol. Ambas grasas son, en parte, culpables de la arterioesclerosis y del riesgo cardiovascular.

Una vez comienza a adentrarse dicho compuesto en el torrente sanguíneo, se purifica el cuerpo a tal punto que, también, se libera el exceso de grasa no necesaria. Ciertos volúmenes acumulados de lípidos responden a una situación ilógica para la naturaleza, en la que hemos comido de más y nos sobra energía por nuestro sedentarismo.

La reducción del colesterol y de los triglicéridos influye de lleno en la salud del corazón y en el padecimiento de patologías complejas, como puede ser la diabetes. Si esto se combina con una dieta equilibrada baja en grasas, el beneficio es mayor.

3. Estabilización del ácido úrico con la terapia intravenosa de peróxido de hidrógeno

Gracias a su efecto depurativo, la terapia intravenosa con peróxido de hidrogeno estabiliza los niveles de ácido úrico en el organismo, al mismo tiempo que erradica el exceso de líquido acumulado en venas, tejidos y restos del cuerpo. Esto es lo que se conoce como edema y que resulta en un mecanismo perjudicial, ya que se forma un espacio con sustancias que no tienen utilidad en el metabolismo.

De esta manera, la terapéutica se postula como aliada en el apoyo del tratamiento de la artritis y los dolores articulares. Cuando el ácido úrico se acumula en las articulaciones, las mismas degeneran y pierden su posibilidad de deslizarse entre hueso y hueso sin rozar. De allí provienen los dolores clásicos del trastorno.

Al enlentecer la inflamación y la degeneración ósea, los dolores se reducen. No se trata de un beneficio inmediato, pero sí puede sostenerse en el tiempo con constancia y persistencia del abordaje.

4. Ataque a la candidiasis localizada

La terapia intravenosa con peróxido de hidrogeno tiene poder antimicrobiano. Es una sustancia que ataca los agentes contaminantes y colonizantes del organismo, eliminándolos para detener el daño que pudiesen generar en los tejidos.

Es por ello que se recomienda para combatir una enfermedad como la candidiasis, la cual tiende a asentarse en las mucosas con la posibilidad de expandirse a otros órganos. La forma sistémica de esta patología infecciosa es particularmente grave entre pacientes con inmunodeficiencias, lo que puede evolucionar hacia formas mortales.

Artritis en las manos.
Los dolores articulares por ácido úrico elevado pueden abordarse con el peróxido de hidrógeno como alternativa terapéutica, siempre que exista un asesoramiento médico adecuado.

5. Terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno para enfermedades respiratorias

Conocida por su aporte en la neumonía, se considera idónea a la terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno para el cuidado del sistema respiratorio. Es una ayuda clave en casos de cuadros gripales, resfríos e infecciones bronquiales.

¿Por qué tiene acción específica allí? Porque la sustancia ataca los virus rápidamente, al mismo tiempo que aumenta las defensas del sistema inmune. Los glóbulos blancos se ven estimulados por su presencia e incrementan su capacidad de respuesta frente a los agentes externos.

En conclusión, podríamos decir que la terapia intravenosa con peróxido de hidrógeno no solo es un aliado en la eliminación de los microbios, sino también en la optimización de las barreas defensivas con las que cuenta el ser humano para defenderse de las agresiones externas.

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