¿Para qué sirve la oxigenoterapia hiperbárica?

La oxigenoterapia hiperbárica sirve como antiinflamatoria, cicatrizante y estimulante de la circulación sanguínea. Sus usos son muy variados en medicina.

La oxigenoterapia hiperbárica es un método basado en el suministro del gas oxígeno a altas presiones. Esto podría parecer, a primera vista, una redundancia, pues el material existe en la naturaleza y lo inhalamos a diario para vivir. Sin embargo, hay situaciones en las que se ha demostrado que su empleo en dosis superiores a las habituales es beneficioso.

Para concretar esta terapia se utiliza una cámara hiperbárica, que es un dispositivo diseñado para que una o varias personas reciban la presión aumentada al mismo tiempo. En las formas individuales, el aparato es como una cama dentro de un tubo. Del otro modo, más de dos pacientes se recuestan dentro de una habitación.

En la oxigenoterapia hiperbárica la presión del oxígeno es mayor a una atmósfera, alcanzando valores que triplican los normales en el aire inspirado en la naturaleza. Bajo estas condiciones, el gas se introduce a los pulmones con mayor potencia por un tiempo determinado. Y no solo el tejido pulmonar es el beneficiado, sino que las demás células lo reciben a través de la circulación sanguínea.

Indicaciones de la oxigenoterapia hiperbárica

Cada vez se descubren más indicaciones de la oxigenoterapia hiperbárica y se consolidan estudios científicos que las avalan. Aunque todavía resta un camino investigativo por delante para aumentar la evidencia, ya se pueden establecer patologías y trastornos que tienen altas posibilidades de mejorar con la técnica.

Una de las enfermedades es la fibromialgia. La misma cursa con dolores musculares repetitivos y diseminados por todo el cuerpo, originados en puntos gatillo que se inflaman y molestan. Asociado, muchas veces, hay un síndrome de fatiga crónica, que también muestra mejorías con el oxígeno a altas presiones.

Junto a la potencia antiinflamatoria está el estímulo a la cicatrización. La oxigenoterapia hiperbárica acelera la curación de heridas, sobre todo las úlceras, por lo que resulta útil en los grandes quemados y en el pie diabético, en el que la glucosa elevada se interpone en el trabajo de las células.

Basadas en los principios anteriores, se emplea en la recuperación de cirugías traumatológicas y en la rehabilitación de lesiones del hueso. En este tejido también provoca aceleración de la cicatrización. Es por ello que los médicos especialistas en deporte se valen de la técnica para tratar a los atletas profesionales que se han lastimado en el plano muscular.

Siguiendo con la acción antiinflamatoria, resulta lógico pensar que la oxigenoterapia hiperbárica sea productiva para las enfermedades reumatológicas y autoinmunes, como la esclerodermia y las artritis. Podría reducir el dolor crónico y la fatiga que genera el estado constante de molestias.

Medidor de glucemia.
La cámara hiperbárica sería útil para complicaciones de la glucemia elevada, como el pie diabético.

La técnica en el campo neurológico

Se especula con la posibilidad de que la oxigenoterapia hiperbárica sea capaz de mejorar la circulación sanguínea en el sistema nervioso central. Si fuese así, las neuronas podrían mejorar su metabolismo y eso prevendría la aparición de párkinson o de alzhéimer. También sería plausible tratar estos trastornos si ya se encontrasen en curso.

Como la terapéutica es antiinflamatoria, estaría en condiciones de reducir la inflamación que se acumula en el encéfalo en patologías crónicas de esa área. Esto es el edema cerebral, o sea, la acumulación de líquido entre los tejidos que se encuentran en el cráneo. Muchas cefaleas responden a este edema y, si se pudiese reducir, ciertas migrañas se verían favorecidas.

El oxígeno para rehabilitación

Con base en todas las indicaciones antedichas, el uso en rehabilitación aplicaría tanto en traumatología como en neurología. Al desinflamar y mejorar la circulación sanguínea, la oxigenoterapia hiperbárica estimularía la recuperación de la funcionalidad de los tejidos dañados. Mucho más si los mismos poseen úlceras y heridas que necesitan cicatrizar.

De esta manera, las secuelas de los accidentes cerebrovasculares o ictus encontrarían una terapia asequible, así como las degeneraciones neuronales derivadas de daños cerebrales. En el deporte, como bien dijimos, hay un campo de acción todavía por seguir explorando.

¿Cómo se realiza la oxigenoterapia hiperbárica?

Esta terapéutica consiste en sesiones. La cantidad de las mismas es variable, dependiendo de la patología que se aborde. Para ello, un médico es el profesional indicado para determinar cuántas se necesitan en cada caso. No es lo mismo una herida que no cicatriza que una rehabilitación por un ictus.

Algunos pies diabéticos requieren hasta 40 sesiones para estimular la cicatrización. De todas maneras, estas no son seguidas, una jornada tras otra, sino que se suele interponer un día de descanso en medio. Si la urgencia del caso lo amerita, se pueden programar más de 4 a la semana.

No hay alteraciones durante la concreción de las sesiones. Las mismas transcurren en calma, mientras el paciente suele estar acostado. Inclusive, está permitida la lectura. No es infrecuente que las personas lleven objetos que los hagan sentir cómodos, como almohadas o almohadones. Esto denota el grado de seguridad.

Oxígeno en el deporte.
La deportología es una ciencia que estudia con ahínco los usos del oxígeno.

La terapia de oxígeno como complemento

La oxigenoterapia hiperbárica es indicada por un médico en la cantidad que considere adecuada y en el marco de un abordaje más general. Se entiende que esta terapéutica es coadyuvante de otros tratamientos en curso para las mismas patologías.

Las indicaciones son variadas y cada vez habrá más, ya que las investigaciones continúan su curso demostrando que hay un campo de acción amplio. La rehabilitación resulta un espacio de aplicación enorme que ya ha encontrado nicho en el deporte, pero que parece expandirse.

El oxígeno es una sustancia natural que se encuentra en la naturaleza y gracias a la cual respiramos y vivimos. Su empleo en medicina tiene fundamentos en la circulación sanguínea y en la acción antiinflamatoria.

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